sábado, 3 de octubre de 2009

La primavera y las abejas.

I- La Primavera y las Abejas








 Con el ocaso del invierno los días comienzan a llenarse de luz y acontece la primavera, que significa primer verdor, ha pasado el equinoccio que trae el despertar de la naturaleza y su expansión, los días van siendo progresivamente mas largos y cálidos y las noches más cortas, soplan vientos más suaves que abanican los campos floridos y los pájaros cantan con júbilo, es la estación media, e inspira alegría. La vida entera parece vibrar en una perfecta conjunción de armonía y color, las aves exhiben sus más bellos plumajes y las plantas crecen con todo su vigor, ha llegado el momento de alimentarse y reproducirse.


                                                                             Fotografía: Cortesía de Marcela Rey.

 Las abejas; con su exacerbada sensibilidad reconocen de inmediato la aparición de estas señales: terminan las lluvias, los períodos de luz son más prolongados, sus ojos se ven estimulados por colores más brillantes y la calidez junto al aroma del entorno las inspira a salir de sus nidos a sobrevolar los campos en busca de alimento. Los primeros vuelos de las abejas son casi rituales de desintoxicación y son llamados vuelos de sanidad o de limpieza, donde aprovechan de eliminar todos los desechos y depurar sus propios cuerpos, puesto que estos insectos, ávidos de pulcritud, no se permiten el hecho de excretar dentro del nido y retienen sus excrementos por tiempos muy prolongados, y si es necesario durante todo el invierno.




 Los primeros primordios florales tienen su aparición; y van dilatando sus sumidades hasta alcanzar la madurez de la flor, los sacos nectarios que reposan en la base del Gineceo ahora están colmados de jugoso néctar y las anteras de los estambres están pletoricas de diminutos y brillantes granos de polen. Las abejas, estimuladas por este panorama son llamadas a las flores atraídas por sus colores y olores. Estas son las abejas más viejas de la colonia a excepción de la reina y muchas de ellas son las últimas pecoreadoras del verano pasado, que reinician sus labores una vez más, acopiando incansablemente las primeras provisiones de la nueva temporada, brindando con su último esfuerzo el impulso necesario pera el renacer de la colonia.


                                                                                    Fotografía: Marcela Rey

 Mientras transcurría el invierno, la familia reposaba en un estado de semilatencia, el número de sus integrantes era muy reducido y las labores dentro del nido se resumían en el ahorro de las reservas de alimento, mientras que la reina rendía el índice más bajo de ovopocición y los individuos machos o zánganos fueron eliminados en el otoño pasado, el flujo cada ves más intenso de polen y néctar estimula a la Reina a reanudar su postura con una sorprendente dedicación llegando a depositar, según se estima hasta 2500 o 3000 huevos diarios, lo que equivale mas o menos a dos o tres veces su propio peso. Mientras, las labores de construcción dentro de la colmena se agudizan y las nuevas abejas constructoras ahora dotadas con sus glándulas cereras comienzan a construir con esmero y sin reparos, sobre cada sitio utilizable dentro de la cavidad del nido. En etapas tempranas de la primavera existe una tarea aún más urgente que la propia construcción; la restauración y el aseo de los sitios que se fueron vaciando durante el invierno, estos constituyen panales ya usados que son necesarios habilitar para ser rehusados y son de un inestimable valor, pues la construcción de nuevos panales demanda mucha energía y esfuerzo por parte de las abejas. De esta forma las abejas empiezan a limpiar y a remodelar el antiguo nido librándolo del polvo, de las exuvias de las larvas que van quedando en las paredes y fondo de los opérculos y del polen enmohecido. La colmena, guiada por ese espíritu de lo natural se organiza constantemente para ratificar su existencia y la primavera es el tiempo del renacer, de florecer, de fecundar, de avanzar, de sembrar y de construir.





II-La venida de los Zánganos.


 La primera generación de abejas nuevas nace antes de la aparición del primer zángano, la colonia se asegura con esto ciertas garantías que son insoslayables y dígase” la perfecta salud de los zánganos” dependientes absolutos de los cuidados de las abejas jóvenes o nodrizas. Estos bribones y transitorios habitantes de la colonia, son temporeros de la buena vida, solo ven la luz en las épocas de glorias de los grandes flujos nectarios, en el justo momento en que tienen que dar su única batalla por la vida, transmitir la herencia de la Monarca a otra, fecundándola. Los zánganos son individuos de grandes dotes, cabe decir: muy especializados en la función que deben realizar, para esto el espíritu de lo natural los ha provisto de grandes ojos y fuertes patas, la intensa vellosidad de su cuerpo nos habla de una sensibilidad muy aguda a los sentidos del tacto y el olfato, muchos de estos tricomas o pelos son quimiorreceptores muy sensibles capaces de ubicar a una reina virgen por su olor y seguir su rastro en el aire, el gran volumen de sus ojos da cuenta de un aparato visual muy potente capaz de divisar a una reina a muchos metros de distancia y a pesar de parecer torpes en su vuelo, es todo lo contrario, sus alas son mas fuertes y vigorosas que las de la reina y obreras, para dar un ágil vuelo a su gran peso corporal. El cuerpo del zángano no es más largo que el de la reina, pero si más ancho que el de estas y las obreras.




 Los zánganos son los individuos machos de la colmena, nacen de un huevo que la reina se abstiene de fecundar en virtud de un curioso evento llamado partenogénesis, mediante el cual se activa el proceso de desarrollo embrionario de un huevo, sin que halla tenido lugar la fecundación, por eso; aunque su morfología sea distinta a la de su reina madre, su dotación de genes es la misma en condición haploide, siendo así prácticamente un clon de esta, que transmitirá fielmente todas sus características. Los huevos de zánganos son depositados e incubados en una celda especial más amplia y profunda llamada celda zanganera, las crías de los zánganos son alimentadas copiosamente por las abejas y el tiempo de su desarrollo larval de 25 días, es más largo que el de las obreras y las reinas. Cuando su desarrollo se completa, emergen de la celda asistidos por las abejas nodrizas y son acicalados, protegidos y alimentados por estas directamente, su aparato bucal esta diseñado solo para recibir el alimento que las abejas con sus pequeñas trompas le depositan, y esta es la cláusula de su vida; pues cuando culmine su tiempo no podrán alimentarse por si mismos y morirán.

 Los zánganos mientras son útiles gozan de una total inmunidad diplomática, son los individuos más ruidosos de la colmena, pueden entrar y salir de cualquier colmena con todas las garantías que su condición le confiere, sin ser atacados, ni maltratados por las abejas, no son ajenos, no son considerados como amenaza, no tienen ni necesitan estructuras defensivas ni cestillas en las patas para transportar el polen, tienen que ser numerosos y fuertes, tienen que estar disponibles, tienen que fecundar a las reinas en una acción impecable, certera, mortal y definitiva que asegure su continuidad en el tiempo.




Para los apicultores la aparición de los zánganos les anuncia el buen tiempo, la época del laboreo más intenso de las abejas, la dilatación y el crecimiento, donde las poblaciones siguen una progresión exponencial de desarrollo, tanto en el volumen de la zona de cría y de almacenamiento, como en la cantidad de sus individuos, y es la señal de que pronto acontecerá algo extraordinario; la reina antigua dejará la cimiente de su sucesora por nacer y partirá junto a una parte importante de las abejas a fundar otra colonia, otro espacio donde seguir existiendo. A este acontecimiento vital que renueva las poblaciones de abejas y deja espacio seguro y aprovisionado a las jóvenes generaciones venideras se le denomina Enjambrazón y es uno e los espectáculos más notorios e impresionante en la vida de las abejas. Por otra parte; cuando las abejas empiezan ha echar a los zánganos fuera de las colmenas, se niegan a alimentarlos, y los cuerpos muertos de estos yacen en la tierra, en la vecindad de los nidos, mientras otros agonizantes se arrastran temblorosos y descoordinados por el suelo, es la señal inequívoca de que el flujo de néctar ha disminuido o terminado. El zángano que no pereció dando su valioso esperma, muere ahora por inanición.
Ya no son necesarios.







III-La Enjambrazón.




 El termino Enjambrazón se aplica cuando una colonia de abejas abandona su colmena para establecerse en cualquier otro sitio formando una nueva colonia, la familia que emigra mientras está a la deriva y que puede hacer múltiples escalas antes de ocupar un sitio definitivo donde establecer su morada, se le denomina Enjambre y está compuesto por una reina fecundada y por una legión de varios miles de abejas con sus estómagos llenos de miel para el viaje.



 Cuando la curva de la primavera está En la cresta de su apogeo y las colonias empiezan a crecer con rapidez creciente, aumentando el numero de todas las dotaciones, o de abejas progresivamente más numerosas, en todas las etapas de su laboriosa vida, y el índice de sus nacimientos es muy superior al de su mortalidad, cumpliendo perfectamente sus funciones de recolección, de construcción, de almacenamiento y organización de las reservas, y al mismo tiempo; La reina depositando cientos de huevos durante todas las horas del día; Las limitantes espaciales dentro de la cavidad del nido empiezan a ser notables, ya las abejas han construido y ocupado cada rincón posible, surge una situación de conflicto, de estancamiento, que se traduce sencillamente, a que las abejas y la reina empiezan a competir por el espacio, cuando la más sana relación que puede existir entre las abejas y su progenitora es de total cooperación y no de competencia por los recursos. Están entonces en una situación adversa, hay un obstáculo, es preciso una medida drástica, un salto. Es la imagen del rió que rompe el dique, la energía que debe fluir, de repente se estanca y aparece una tensión que precipita el cambio, el dique cede y la energía se libera con fuerza y vuelve a haber prosperidad y salud. Las condiciones objetivas para el cambio surgen de la contradicción que generan los parámetros de -condiciones externas favorables- como un buen flujo de néctar, disponibilidad de agua y óptimas temperaturas; en contraposición con -condiciones internas desfavorables- como poco espacio y muchos individuos por unidad de área, nacidos y por nacer. Si tenemos en cuenta que las reinas depositan 2500 huevos diarios y la colonia es saludable, 21 días después habrán 2500 abejas más, y al otro día habrán 2500 mas, lo que sugiere que cada dos días habrán un kilogramo más de abejas para ocupar el mismo espacio (1kg de abejas equivale aproximadamente a 5000 abejas o un poco más) cuando una parte de la colonia con su reina lista para continuar su postura deciden migrar a otro sitio se alivian todas estas tensiones por deducción maltusiana, se colonizan nuevos espacios y puede continuar sin obstáculos la Expansión.



 También, producto del grado de saturación de las abejas dentro de la cámara, la reina se ve atosigada por el cúmulo de sus congéneres a su alrededor y se debilitan las señales químicas producidas por las feromonas reales, que son las que mantienen la unidad y cohesión en la familia, esto insita a las abejas a erigir celdas reales como sucede cuando la reina no está presente.



 Pero no nos engañemos tratando de dilucidar las causas por las cuales las abejas enjambran sin tener en cuenta que la enjambrazon es un instinto, razón por la cual aún teniendo espacio ilimitado para seguir construyendo, igual enjambran, a la colonia de abejas hay que verla en su totalidad como un ente sólido, consolidado y con uno de los historiales evolutivos más exitosos de entre los organismos vivos. La colonia de abejas es en su totalidad un organismo vivo, que en muchos aspectos en nada se diferencia de los demás: intercambia materia con el ambiente, se alimenta y sirve de alimento a otros, acumula energía, se defiende de sus agresores, resguarda su territorio, tiene un nicho bien definido, se enferma, y como todo organismo vivo también se reproduce, es decir; Da lugar a otros organismos vivos semejantes. La enjambrezon es el proceso de bipartición del núcleo de una colonia de abejas, es una instancia crítica de concepción y multiplicación, se produce un nacimiento y por eso ocurre cuando las condiciones externas sean tan favorables que garanticen el éxito de las colonias hijas. Este acontecimiento es la base de la expansión de la abeja de la miel por todos los continentes de la tierra, haciendo notar que el hombre la ha ayudado a cruzar los océanos y los istmos montañosos.

 Hagamos a groso modo una descripción de los eventos que tienen lugar dentro de la colonia en las etapas previas a la partida de las abejas hacia su próxima morada. Ya sabemos que afuera sobra el alimento. Las abejas notan que la reina pierde tiempo tratando de encontrar celdas vacías donde depositar sus huevos y se pasea agitada por los panales buscando afanosa donde poner sus proles, es frecuente ver en tales circunstancias mas de un huevo en cada celdas, éstas celdillas que se van desocupando, son rápidamente ocupadas y a las abejas no les resulta fácil encontrar sitios libes donde depositar sus carga .Como no existe lugar donde construir mas panales, las generaciones de abejas en edad de construir se hacen pecoreadotas prematuramente, lo que intensifica el flujo de recolección acentuando más la competencia por el espacio útil, tal densidad de población provoca un ascenso de la temperatura dentro del nido, lo que obliga a las abejas a salir formando cúmulos ociosos que cuelgan como racimo en la entrada de las colmenas que parecen estallar.




 Es cuando entonces, en los extremos más bajos de la zona de cría, las abejas comienzan a criar a las futuras reinas, construyendo para ellas una celda muy particular: vertical y alargada unos dos cm (cuando está operculada). A veces cuando la situación es emergente, transforman en celda real a cualquiera que les parezca, el único requisito indispensable para que nazca reina es que dentro exista un simple huevo fecundado o una larva de menos de tres días de nacida no partenogénica, que será alimentada abundante y exclusivamente con Jalea Real durante toda su vida, mientras que las obreras y los zánganos después de estos tres días de desarrollo larval se alimentaran de polen y miel. Como garantía para un mejor criterio de selectividad, las abejas se aseguran de criar con igual dedicación no solo a una, sino a múltiples de estas aspirantes a reinas, de las cuales una deberá convencer a la colonia por combate e muerte con sus adversarias que es la mejor entre todas, y solo esa quedará. Las abejas nacidas reinas, por naturaleza tienen un antagonismo congénito por sus similares, no tolerando la presencia de sus pares con celo absoluto.

 Durante mucho tiempo se pensó que las abejas reinas no tenían aguijón, pues es posible manipularlas confiadamente con las manos desnudas, sin ser picados por ellas; pero lo cierto es que sí lo tienen, incluso más potente y con más veneno; lo curioso de esto, es que solo lo usan contra otra hembra con capacidad reproductiva, es decir, otra reina. Pero todo esto está aún por suceder, solo cuando las celdas reales están próximas a eclosionar y poco antes de que nazcan las jóvenes reinas, las abejas y la reina madre comienzan a prepararse para su partida, primero un grupo de abejas exploradoras inspeccionan las zonas aledañas buscando posibles lugares donde asentarse y una vez ubicado este sitio, comienza la agitación, todas las abejas expedicionarias repletan sus abdómenes de miel, se acumulan ruidosamente a la entrada del nido y se elevan en remolino formando un verdadero torbellino viviente sobre el sitio que ya no será más suyo, con total desapego y resolución abandonan el lugar donde nacieron y por el cual, entregarían inevitablemente sus vidas. La nube de abejas se desprende del nido, sube y se orienta, luego, con un movimiento aerostático, lentamente se aleja.

 Pero el antiguo nido no-queda en la desolación ni la tristeza, solo pasaran dos semanas mas, para que otra joven y briosa reina reanude la postura, en el enjambre partieron casi todas las abejas voladoras, que son las antiguas, las que pecorean; Pero dejaron suficientes reservas de alimentos para que la próxima generación pueda desarrollarse óptimamente sin ningún grado de estrés por carencia de nutrientes. Las abejas que nacen dejan libres sus celdas y estas son remodeladas escrupulosamente esperando la postura.






 Horas después de la partida del enjambre las jóvenes reinas roen con sus mandíbulas los bordes del opérculo y salen; de inmediato se organiza sobre ella un sequito de nodrizas que la examinan meticulosamente, limpiándola y alimentándola con su dosis de jalea real, al principio se mueve sin coordinación, se retuerce temblorosa y pareciera que estuviese mal; pero esto no es mas que una gimnasia para concienciar sus músculos, un calentamiento de rutina. Después de un rato se la ve ágil como “loba”recorriendo el nido en busca de posibles rivales que eliminar. De cierta manera las abejas advierten a reinas incompetentes y ellas mismas la eliminan evitándole a las reinas fuertes, peleas innecesarias y posibles accidentes y solo después de haber advertido de la supremacía de una de ellas, se abalanzan contra la perdedora, despedazándola sin piedad. La reina escogida está en su etapa de estro, en ella van madurando sus órganos sexuales y se pasea por la colmena anunciando con su particular olor, que ya está aquí, lista para fecundarse. A los pocos días se va acercando a la entrada del nido, luego hace salidas cortas cada vez más prolongadas; y de un momento a otro, vuela lejos en busca de los zánganos. Los pormenores del apareamiento y la cópula se verán después. Baste decir ahora, que durante este proceso, la reina acumula espermios para toda su larga vida útil, cientos de millones de células germinales masculinas o espermatozoides activos provenientes de hasta veintitantos machos, son la carga genética de infinitas posibilidades de renovación que trae esta reina en su prolongado abdomen, es el único gran y valioso acopio de material que esta especial Obrera hace en toda su vida, y lo atesora en sus entrañas. Cuando esta empiece a poner huevos no se detendrá hasta morir o que la maten. La reina ha regresado de su último vuelo nupcial... en pocos días se verán en el fondo de los opérculos oscuros, los minúsculos y delicados embriones de nuevas abejas, que nacerán 21 días después y al mes estarán pecoreando. Pueden darse situaciones en que la reina retarda su postura, pero estas son excepciones que seguramente obedecen a circunstancias muy particulares. También puede suceder que la reina no acopie suficiente esperma durante su fecundación, en cuyo caso empezará su postura a tiempo y con buen ritmo, pero pronto se agotará el contenido de su espermateca y solo podrá concebir después de esto a puros zánganos. Pero estos infortunios son pormenores, son eventos fallidos, son la excepción y en ningún caso regla.



 La situación del enjambre que partió será diferente, pues su reina está fértil y madura. Seguramente hicieron escala en la rama de un árbol, pero una vez ocupada la nueva morada empiezan con urgencia las actividades de construcción de los panales y crecen aceleradamente conformando el nuevo nido con cera blanca y limpia en muy poco tiempo, Simultáneamente la reina reanuda su postura y en cuestión de pocas semanas será una colmena fuerte



 Y es así que en el nido antiguo, donde todo está construido y con reservas suficientes de alimentos, predominaran las crías, y las abejas jóvenes incapaces de pecorear; y en contraposición complementaria, en el nuevo nido por construir, predominarán las abejas adultas capaces de construir y pecorear pero carece de crías. Es por eso que la dinámica del desarrollo no se rompe, las dos partes tienen que recuperarse de algo que carecen, pero ese algo esta asegurado de antemano en un estado potencial, y al expresarse naturalmente, restituye el defecto y devuelve el equilibrio al sistema en el tiempo más breve posible.

 La familia que se queda, no tiene reina fértil, pero si abundante cría en todos sus estadios, la familia que migra carece de crías, pero tiene a la reina fértil capaz de poner huevos de inmediato. Las abejas pecoreadoras que una vez fueron tan numerosas en la colmena progenitora, que parecían sobrar, fueron capaces de asegurar por una parte las reservas de alimento a la joven familia incapaz de conseguirlo, así como de construir la morada donde continuar junto a su reina la génesis de un nuevo nido.






A veces, cuando las condiciones son muy buenas, y la población es demasiado numerosa, puede presentarse una situación en que las colonias aprovechan ese impulso y enjambran una segunda o tercera vez más. A estos enjambres posteriores y que sueles ser menos poblado cada vez, se les reconoce como Enjambres secundarios; la dinámica de estas menores familias es un poco diferente y no siempre tienen éxito. Sucede a los pocos días de la partida del enjambre primario, cuando las condiciones dentro de la colmena aún no son las óptimas, (exceso de población y poco espacio), y cuentan con numerosas celdas reales maduras, se han registrado hasta 60 celdas reales en una colonia. La primera de estas reinas que logre salir del capullo sana, será la que comandará el segundo enjambre, ella es la única alternativa de consolidación de esta arriesgada maniobra de formar otra familia, y si fracasa, ese grupo de abejas no durará mucho tiempo.



 Las garantías de supervivencia de los Enjambres Secundarios dependerán en primer lugar; de la suerte que corra la reina. Esta esperará que se ejecuten las primeras labores de ubicación, construcción y acondicionamiento del nido y luego irá a cazar zánganos para colectar esperma, si algo llegase a sucederle ya sea siendo presa de un entomófago, o de un mal apicultor, o si pierde el rumbo, o si la sorprende una tormenta, todo habrá acabado para esa bisoña familia, pues no podrán criar a otra nueva reina; su destino será muy probablemente criar solo zánganos hasta el colapso. Si la reina logra con éxito su misión, la colonia prosperará y podrá aprovecharse de los flujos tardíos y sobrevivir.

 Y en un segundo lugar, él numero de abejas deben ser suficientes: Por debajo de cierta masa critica y sin un apoyo externo, la reducida cantidad de abejas no podrán construir lo suficientemente rápido como para satisfacer las demandas por el espacio, y una reina fecundada muy poco puede hacer por eso, se verá a una reina joven y fértil derrochando su extraordinaria capacidad reproductiva, depositando huevos por todos lados, que no podrán criar. Tampoco podrán aprovechar las últimas disponibilidades de néctar para soportar las carencias del invierno, y morirán.

 En el proceso de la Enjambrazon intervienen cláusulas de selección muy eficientes que enriquecen con una renovación continua la multiplicidad genética de las poblaciones de abejas, así como la dinámica de su demografía a nivel poblacional. De esta manera la abeja se desplaza, y se va adaptando con notable flexibilidad a los nuevos ambientes que coloniza, siendo parte imprescindible de todos los ecosistemas donde predominen las plantas con flores, desde que estas existen.




 Como es obvio la enjambrazon es un fenómeno inherente a las abejas, por tanto está determinado por la expresión de ciertos genes que son de extrema importancia para que la abeja subsista. Para los criadores de abejas, este fenómeno constituye un verdadero problema que demanda medidas prácticas y oportunas con el fin evitar la perdida del material vivo. Los criadores en su afán por seleccionar y mejorar las razas de abejas para la producción, van buscando en ellas cualidades tales como; La resistencia o tolerancia a las enfermedades, la buena productividad, la mansedumbre, la capacidad de aseo, y también, como una cualidad negativa”la tendencia a enjambrar”. El protocolo más simple que se ejecuta, es el de eliminar a la reina de la colmena marcada como enjambradora - pero ¡cuidado! Las colmenas enjambran cuando son sanas y fuertes; podríamos estar destruyendo por una valoración prejuiciosa, una cepa extraordinariamente buena. Hay que tener mucha prudencia en estos manejos y monitorear los nidos dando más espacio y destruyendo las celdas indeseables, o aprovechar ese momento fecundo en beneficio propio y multiplicar el número de sus colmenas productivas.


Hay una tendencia a pensar que las celdas reales que las colmenas crían, conocidas como celdas de enjambrazon son de mala calidad y es mejor destruirlas antes que utilizarlas para instituir un núcleo o nueva familia artificial, pero lo cierto es que estas futuras reinas han sido escrupulosamente seleccionadas, cuidadas y alimentadas por las propias abejas, por tanto, que crédito podrían tener tales argumentos. Pero claro: siempre es más fácil y seguro confiar en los métodos y la experiencia de un buen criador de reinas y comprárselas.









IV-Las Colonias Zanganeras.


 Ya sabemos que para que una abeja nazca reina deben cumplirse al menos dos primicias fundamentales: que la larva en cuestión no exceda los tres días de desarrollo y que no sea haploide, de origen partenogénico o de zángano. También hay que tener en cuenta que no son pocos los riesgos que una reina enfrenta en el intento por fecundarse y siempre está latente la posibilidad de que muera por cualquier adversidad como la de ser un exquisito bocado para un ave o una avispa, por ejemplo.

En cuestión, una familia se considera zanganera cuando en ellas solamente se crían zánganos, es decir, individuos machos. Esto únicamente puede ocurrir porque a la reina se le ha agotado las reservas de semen para fertilizar los huevos, o no está presente.

 En el primer caso estaría dado por una fecundación ineficiente e incompleta en el momento del vuelo nupcial, o por algún cambio brusco de temperatura que inactivara a los espermatozoides, o por condición natural de vejes de ésta; lo que se traduce en que esta reina ya no es capaz de fertilizar sus huevos y por ende serán todos zánganos.

 En el segundo caso las abejas advierten que la reina no está presente y pronto se preparan a criar a una futura reina, aún tienen tiempo suficiente; puesto que las abejas se percatan de la ausencia de su reina a las pocas horas de no estar ésta y lo hacen notar tornándose más irritables y bulliciosas. Aun están disponibles las últimas posturas de la desaparecida reina, que demoran tres días en eclosionar. Las abejas pierden la posibilidad de criar a una futura reina a los 6 días después que depositó sus últimas posturas. Por tanto, la colmena va a tener una ultima oportunidad de criar a su reina, pero ¿ qué pasa si este intento falla? El resultado es sorprendente. Dentro del nido no existe reina, pero empieza a verse huevos por todos lados en gran cantidad, con un patrón caótico de varios por celda, en las paredes de las celdas, y todos son de zánganos.

 Las obreras y la reina a diferencia de los zánganos se desarrollan a partir de un huevo debidamente fecundado y ambas son hembras, entre las dos compendian una madre perfecta, excesivamente fecunda y con un desvelo congénito por su descendencia; pero si las vemos por separado nos damos cuenta que la reina puede depositar cientos de miles de huevos en su vida, pero nada hace por alimentarlos ni protegerlos, esta imprescindible labor le corresponde a las obreras que elaboran el alimento y lo suministran, limpian, ordenan, y mueren por defender su nido, pero sus órganos sexuales están inhibidos y son incapaces de procrear. Las abejas obreras y la reina, complementan a un ente femenino muy organizado, por un lado la reina presenta el sistema reproductivo exacerbado o potenciados con órganos sexuales muy desarrollados y eficientes, sin embargo, su sistema nervioso no es tan significativo como el de las obreras que tienen que lidiar con muchísimos mas estímulos durante su corta vida y que son al final las que crían y mantienen. Pero esta condición que hace que permanezcan inhibidos los órganos sexuales de las obreras, sucede en virtud de la acción de ciertas hormonas que la misma reina produce y que son fundamentales para el buen funcionamiento de la colonia, en este caso, cuando la reina no está, el agente inhibitorio desaparece y los rudimentarios ovarios de las hembras obreras vuelven a expresarse y desarrollan huevos, que obviamente no estarán fecundados, y serán todos de zánganos.

 Los días de las colonias Zanganeras están contados, y una vez que acontece es muy difícil revertirlo, las primeras generaciones de zánganos que nazcan podrán competir con los zánganos de las colonias normales y alguno tendrá la posibilidad de transmitir su herencia como ultimo suspiro antes de la extinción, pero con el tiempo las abejas envejecerán y morirán y no podrán ni siquiera seguir criando zánganos.

 Para los apicultores las colonias zanganearas no tienen ningún valor y puede verse como catastrófico, pero por lo general, en condiciones normales y practicando bien la apicultura los índices de zanganerismo son muy bajos, de cualquier manera se podría pensar, que el hecho que otras colonias no se vuelva zanganeras, depende también de que hayan buenos zánganos y hasta el momento no hay reportes que argumenten la inferioridad reproductiva de los zánganos criados por colonias zanganeras.